¡Por fin habéis decidido dar el gran paso!
Una puerta enorme se abre ante vosotros, lejana, desconocida, repleta de dudas y plagada de preguntas, y con muy pocas certezas. Es normal, no hemos nacido sabiendo organizar una boda como tampoco hemos venido a este mundo con la capacidad suficiente como para afrontar el que será uno de los días más maravillosos de nuestras vidas.
Dar un gran paso significa asumir retos –muchos-, tomar decisiones –demasiadas- y estar dispuestos a afrontar días buenos y menos buenos; y momentos de alegría y de cierta desesperación. ¡La vida misma!
No dar marcha atrás
Pues bien, para aclarar algo el camino que se avecina, aquí os dejamos cinco pautas que pueden facilitar la tarea. Una primera toma de contacto. Una ayuda de primeros auxilios para ese momento de incertidumbre en el que no sabes por dónde empezar.
Se trata de no dar marcha atrás. Se trata de remar contra viento y marea. Y también se trata de mantener la calma, de templar los nervios –que no deben confundir- y de sugerir una medio sonrisa aun en los peores momentos. Todo llega y de todo se aprende. Y vuestra boda será todo un éxito, ¡de eso podéis estar completamente seguros!
1.- ELEGIR LA FECHA
Como comentábamos en una entrada de este mismo blog (https://www.inbodas.com/blog/siete-consejos-para-elegir-la-fecha-de-tu-boda-sin-morir-en-el-intento/), elegir la fecha de la boda es una de las primeras decisiones que hay que tomar. Muy delicada y que condicionará el resultado final de vuestra celebración. Eso sí, una decisión que tendréis que tomar con la suficiente calma y antelación.
El lugar, la época del año, el día de la semana o el presupuesto serán algunos de los puntos que tendréis que tener en cuenta para poner una cruz en el calendario. En todo caso, nuestra recomendación básica es que siempre manejéis varias posibilidades a no ser que la fecha elegida sea muy especial, tanto que no pueda haber margen para la duda. En ese caso, se hace aún más necesario anticiparse a las circunstancias y jugar con el mayor tiempo posible.
2.- OPTAR POR EL TIPO DE BODA
Puede parecer obvio, pero otro aspecto que habrá que considerar de forma prioritaria es si queremos celebrar una boda religiosa o civil. Cada una requerirá una serie de requisitos y formalidades particulares que exigirán acciones diferentes.
Como siempre, tanto en una como en otra, habrá que comenzar con el tiempo suficiente como para evitar sobresaltos y carreras de última hora.
En la religiosa, por ejemplo, los trámites comenzarán algunos meses antes de la fecha señalada. Habrá que pedir cita con el sacerdote, presentar los documentos para tramitar el expediente matrimonial o realizar el cursillo prematrimonial. La civil, no necesitará tramitarla con tanta antelación, pero, de cualquier modo, exigirá el tiempo necesario como para presentar la documentación en tiempo y forma.
Por otro lado, la elección de una u otra determinará inevitablemente el lugar de celebración, algo que también hay que tener en cuenta.
3.- DECIDIR EL NÚMERO DE INVITADOS
Sin duda, es otro condicionante básico. No es nada fácil y es uno de los puntos que más conflicto generará en la pareja (¡es inevitable!). Si somos inflexibles, la lista de invitados será una bomba de relojería difícil de desactivar. Un río de entradas y salidas lleno de recovecos, y un ir y venir de nombres y apellidos que podrían derivar en locura transitoria si no tenemos la templanza y el poso adecuados.
Al margen de ese toma y daca, lo adecuado sería cerrar una lista aproximada desde el principio, con el ánimo de mantenerla, más allá de los movimientos imprescindibles, lo más fija posible. Eso facilitará mucho las numerosas tareas posteriores: lugar, banquete, recuerdos, etc.
Mientras tanto, mantener la paciencia y que Dios nos coja confesados.
4.- BUSCAR EL LUGAR DE CELEBRACIÓN
Para muchos de vosotros el lugar de la celebración será la opción preferente, por encima incluso de la fecha. En ese caso, el espacio físico determinará todo lo demás y pasará a ser el significado último de toda esta aventura.
¿Será este el espacio más adecuado? ¿No me habré equivocado? ¿Cuenta con buenos profesionales? Preguntas que nos martillearán sin cesar hasta el mismo día del ¡sí, quiero!
Así pues, y con mayor motivo, tocará asegurar todos los imprevistos y consultar las fechas de disponibilidad lo antes posible para barajar opciones y decidir posibles alternativas. Esto es así siempre: prueba y error. Organizar una boda es una carrera de fondo en la que mirar hacia atrás significa amonestación y pararse es sinónimo de descalificación inmediata.
5.- CONOCER LA DOCUMENTACIÓN NECESARIA
Finalmente, una vez aclarados y cerrados los puntos anteriores deberemos meter mano al farragoso capítulo de la documentación que necesitaremos para celebrar nuestra boda, religiosa o civil.
Como ya hemos comentado, en ambos casos lo mejor será ponerse manos a la obra con el tiempo suficiente como para no caer por el camino en la desesperación. Certificado de nacimiento, partida de bautismo, certificado de estado civil, certificado de residencia o el certificado de aptitud matrimonial serán algunos de los muchos papeles que tendremos que presentar dependiendo de la opción elegida. En todo caso, prometemos meternos en este blog con ese asunto en breve.
Entre tanto, únicamente nos queda recordar que tanto papel y tanta burocracia puede ser motivo de largas noches de insomnio.
El valor de una agenda
Hasta aquí esta breve secuencia de consejos que pensamos os pueden servir como guía inicial para comenzar a dar los primeros pasos de cara a vuestra boda.
Como último consejo, os recomendamos tener a mano una agenda o una app en la que iréis anotando cada uno de los numerosos pasos que hay que ir dando día a día y mes a mes. Y con alarmas constantes para que no se nos pase ninguna de las fechas clave que manejaremos.
Reiteramos que planifiquéis con el suficiente tiempo y dejando aparcado, en lo posible, el estrés y los nervios injustificados, que únicamente pueden conducir a un callejón sin salida. Tenéis que pensar que estáis celebrando uno de los días más importantes de vuestras vidas y que, por lo tanto, cada uno de los momentos será único e irrepetible. ¡Todo el ánimo y mucha suerte!