¿Sabéis como se llevan los anillos al altar y como se colocan?
En el post de hoy, os vamos a enumerar una serie de consejos para que vosotros elijáis la mejor manera y la que mas os guste para este momento tan especial
Pero primero nos gustaría contaros un poco sobre este símbolo de unión que se remonta años atrás.
Todos sabemos, que las alianzas representan primordialmente el compromiso entre dos personas donde se inicia un proyecto de vida en común.
Una de las muchas teorías que hay acerca de esta tradición proviene de Egipto, ya que los egipcios iniciaron el arte de la joyería en la Edad de Bronce.
Para ellos las joyas con forma de círculo representaba unión y fuerza y un amor que nunca acaba.
Otra de las teorías señala a los romanos como los precursores de esta tradición, para ellos la entrega del anillo simbolizaba promesa, compromiso y confianza.
Aunque no sepamos exactamente el origen, lo que sí sabemos es que es una tradición que ha llegado hasta nosotros y que sigue siendo el principal nexo de unión entre dos personas.
Ahora bien, ¿sabéis porque se pone en el dedo anular?
Aquí también podemos señalar varias teorías, una de ellas nos dice que se pone en el dedo anular porque es el dedo que conecta directamente con el corazón debido a una vena que reforzaba el amor para siempre. Y fue en el siglo XIII cuando la iglesia lo aceptó como un símbolo de unión entre dos corazones.
La mano donde irá el anillo será una elección libre, que vosotros decidiréis.
¿QUIEN LLEVA ESOS ANILLOS?
Normalmente los encargados de llevar los anillos, suelen ser los padrinos. Hay veces que se dan en un cofre o en un pequeño cojín, esto realmente seréis vosotros los que decidáis como queréis que os los entreguen.
No solo los padrinos pueden ser los encargados de llevar los anillos, cada vez vemos en más enlaces, a los pajes quienes acercan los anillos. No hay nada más entrañable que hacer partícipes a los más pequeños y que sean ellos los encargados de este momento tan especial.
Eso sí, si queréis que salga perfecto, deberéis ensayar con ellos para que sepan bien su papel y no se equivoquen. Pero nosotros somos participes de la naturalidad y espontaneidad de los más pequeños.
