Decíamos en la entrada anterior que algo se está moviendo y algo está cambiando: la forma de ver y entender la realidad, la manera de enfrentarnos a un nuevo escenario, amenazante y esperanzador. Añadíamos, por eso mismo, que están mutando nuestras preferencias, nuestras prioridades y gustos. La manera de disfrutar del momento, ahora más volcado hacia la armonía, la naturaleza y las emociones. La vida misma.
Y decíamos también que de ese inevitable cambio participan las bodas, que de igual manera se han ido transformando con el paso del tiempo. Hemos pasado del “cuanto más mejor” a las celebraciones en las que cobra relevancia “lo que de verdad importa”. Lo cercano y lo íntimo. Novios que buscan bodas genuinas, sencillas, básicas, sin estridencias… ¡Auténticas!
Seguridad y creatividad
Y de entre todas las alternativas sobresalen las bodas al aire libre, las bodas en el campo. Una elección que se está imponiendo cada vez con más fuerza. Una posibilidad que dispara la creatividad de los novios y la oportunidad única de conseguir un ambiente mágico, irrepetible, que perdurará toda la vida… En fusión con la naturaleza.
Casarse en el campo significa frescura, desenfado, informalidad, ausencia de protocolo. Significa dar rienda suelta al romanticismo. Y por ser más prácticos (y más inteligentes) una boda en el campo significa distancia de seguridad, ambientes ventilados y la certeza de que todo va a ir bien, de que las cosas van a funcionar. A menor preocupación mayor felicidad.
En esta ocasión, os proponemos siete ideas, y un consejo, que os ayudarán a conseguir esa boda en el campo única, especial y con encanto. Dejaros llevar por vuestras sensaciones y dad rienda suelta a vuestra imaginación. Sed libres en el único entorno en el que es posible: en la naturaleza y en el campo.
1.- INVITACIONES PERSONALES
Las invitaciones serán la carta de presentación de nuestra boda y, por lo tanto, deberán ir en consonancia con nuestras intenciones y con lo que pretendemos hacer. Distinción y personalidad.
Así pues debemos dar ese toque ecológico, ese estilo rústico tan particular a través de un papel especial, con una tipografía y unos textos inspirados en lo más profundo. Os proponemos, por ejemplo, una invitación con semillas que pueden plantarse y cada invitado tendrá así su propia planta de recuerdo del enlace. No es más que una idea.
Invitaciones para amantes de la naturaleza, para enamorados de los colores puros de las pequeñas flores, y para los adoradores de los tonos tierra.
2.- …Y ESE VESTIDO TAN ESPECIAL
Para una boda en el campo no solo hay que tener en cuenta la importancia (y solemnidad) de la celebración sino también la comodidad, en especial para la novia. Y bajo esa premisa debemos pensar en nuestro vestido, en el que será nuestro fiel escudero en ese gran día. Apostemos entonces por vestidos cómodos, sueltos, fluidos, de caídas imposibles. Siluetas llenas de matices románticos y bucólicos. Artesanales, con encajes, transparencias y en tejidos naturales.
En cuanto al peinado nos podemos decantar por uno natural, por ejemplo, llevar el pelo suelto con unos adornos florales. Peinados nada clásicos, ni muy finos ni demasiado elegantes. Desenvueltos. Podríamos optar también por trenzas o algún semirecogido que proporcione ese look desenfadado. Sencillas diademas, coronas de flores y horquillas a conjunto con el ramo de flores, que también evolucionan hacia ese componente más natural (plantas silvetres, lavandas, hortensias…).
Y no nos podíamos olvidar del novio. Su traje deberá también ir en sintonía con todas las características de la boda. Así pues, olvidémonos de esos patrones clásicos y encorsetados y juguemos, si nos apetece, con la ‘informalidad’ de las camisas sin corbata, los tirantes, los chalecos, los tonos azules o pastel o los cuadros. Apuestas más que seguras.
3.- EL LUGAR CORRECTO
Elegir el lugar adecuado será, sin duda, una de las decisiones más importantes a las que tengamos que hacer frente, especialmente si la ceremonia se celebrará ahí. El sitio es el continente, la forma ideal, el envoltorio que anuncia el resultado final. Nada es y nada será sin la elección correcta de un lugar adecuado y acorde a nuestras necesidades y expectativas. Sin ese lugar no hay boda que se mantenga en el recuerdo. Muchas cosas pueden no estar a la altura o incluso ser prescindibles, pero nunca lo será el sitio.
Tendremos que tener en cuenta muchas variables, pero parece evidente que el lugar debe tener unos servicios y comodidades que estén a la altura de la celebración. Hay que tener también en cuenta la distancia con la población de origen (si son lugares diferentes) y que, por supuesto, ofrezca también la posibilidad de celebración interior, por si el tiempo decide tomar otro camino.
En definitiva, que sea bello, en el sentido más amplio de la palabra, y que proporcione lo que estamos buscando: espacios abiertos, comodidad y naturalidad.
4.- DECORACIÓN EN ARMONÍA
Ya comentábamos en la entrada anterior (https://www.inbodas.com/blog/las-diez-tendencias-en-decoracion-para-tu-boda/), que las bodas al aire libre requieren de una decoración sencilla, minimalista y nada recargada. Una decoración en la que prime la calidad por encima de la cantidad. Detalles decorativos cálidos y románticos. Son tiempos para la lírica.
Los juegos de líneas armoniosos y la belleza salvaje impregnarán un todo armónico en el que sobresaldrá lo estéticamente natural. El origen y lo profundo. Fibras y texturas naturales, iluminaciones complejas y llamativas, espacios cómodos e íntimos, maderas, metales, colores otoñales y flores campestres crearán un entorno tan profundo como inolvidable. Sorprende a tus invitados con ese estilo rústico tan atrayente: cajas de madera, pizarras, carretas y botellas florales, velas, farolillos luminosos… Tenedlo en cuenta.
Otro de los objetivos prioritarios será sentar a nuestros invitados en una mesa bien decorada, que esté a la altura del entorno. Una mesa bonita y arreglada, pero con un toque de campo. Mesas íntimas, clásicas, de toda la vida, con vajillas únicas y diferentes, autenticas, con llamativos toques florales. La cristalería transparente, los manteles neutros y los bajoplatos en metal completarán una mesa para el recuerdo.
5.- SABORES Y OLORES
Y en un entorno así nada más adecuado que servir un menú elaborado con productos ecológicos y de temporada, como los que proporciona DELAHUERTACASA, recién recolectados en las huertas cercanas. Con todo su sabor y propiedades. Además, con ello participarás de manera directa en mantener una actividad principal y unos entornos imprescindibles para la economía de la zona. Sentido común y sostenibilidad.
Apostemos por bufets y recetas tradicionales, típicas de la zona. Dejémonos sorprender por esa cocina natural, respetuosa y auténtica. Recuerdos. Sabores y olores de la tierra que lamentablemente estamos perdiendo.
6.- EL RECUERDO DE LOS INVITADOS
Y los invitados, que, como los novios, lucirán sencillos y relajados, y que quedarán tan satisfechos como sorprendidos. No tengamos la menor duda de ello. Todo conduce a un triunfo seguro. No obstante, aprovechemos que estamos al aire libre para programar actividades acordes al ambiente.
Creativos ‘photocall’ que sean el escenario ideal para unas sesiones fotográficas naturales y divertidas. Tarjetas y postales con dedicatorias personales colgadas por los árboles y troncos. Y recuerdos llenos de naturalidad, sustancia, creatividad y frescura. Aparquemos todo formalismo y demos rienda suelta a nuestra imaginación y creatividad. Las bodas en el campo son la mejor terapia para reprimir tanto formalismo caduco.
7.- …Y LAS IMÁGENES PARA EL RECUERDO
Con esa boda en el campo estará a nuestro alcance la posibilidad de tener para siempre una sesión fotográfica de ensueño. Atrás quedarán las fotografías añejas y los posados artificiales. Los tonos, las luces y los colores que impregnan los lugares abiertos y puros serán el marco idóneo para esas fotos y vídeos repletos de naturalidad. El decorado perfecto para un reportaje inolvidable, que quedará fijado en la retina.
Un buen fotógrafo, con el que convendría reunirnos previamente, nos aconsejará lo mejor para conseguir esas imágenes llenas de magia y naturaleza. Son otros tiempos y viene otra realidad. ¿Verdad?
Y, POR AHORA, UN ÚNICO CONSEJO
Si queremos poner todo lo anterior en práctica y queremos asegurarnos de que todo saldrá bien, de que no habrá contratiempos, de que esa boda en el campo será única e irrepetible, entonces confiemos en los verdaderos profesionales. Apostemos por el equipo de INbodas y por sus cinco fincas en Madrid. Cinco lugares mágicos, blancos, luminosos, seguros y abiertos a una naturaleza plena y en armonía.
Gurugú I y II (Villalvilla), Ribera I y II (Aranjuez), Finca Las Olivas (Ciempozuelos), Finca Buenos Aires (Cubas de la Sagra) y Finca Patio de Ángela (Valdemorillo). Cinco enclaves únicos y bellos que te invitamos a visitar. Cinco lugares imprescindibles para nuestra boda en el campo.